XXV Subida Veleta

Por fin llegó el gran día, son las 12 de la noche y estoy bastante nervioso pensando en la que se me viene encima en unas horas. Doy vueltas a un lado y otro de la cama sin poder conciliar el sueño, visualizando el recorrido, preguntándome una y otra vez: “¿seré capaz de llegar..?” con todo esto en la cabeza al final me quedo dormido y me despierta la alarma del móvil a las 5.20. Me levanto, me preparo y a desayunar (ensalada de pasta, tostadas con jamón york y zumito natural de naranja). No tengo mucho apetito porque los nervios se apoderan de mi pero hay que alimentarse. Después reviso todo el petate que había dejado preparado anoche y a esperar a que mi cuñado esté listo que será mi apoyo logístico. Después de mucho esperar, a las 6.25 aparece con una cara de sueño tremenda; yo estoy que me subo por las paredes porque me gusta ir con tiempo de sobra a estos sitios. Así que tenemos 35 minutos para llegar a Granada, aparcar, ultimar detalles y entregar la mochila a la organización!! Llegamos al parking de la Alhambra a las 6.55, no hay sitio para aparcar así que nos colamos detrás de un vehículo de la organización y aparcamos a 10 metros del arco de salida. Los corredores ya están preparados y yo tengo que ponerme la camiseta, las zapatillas y cubrirme de vaselina para evitar rozaduras. Por suerte, se ha retrasado la salida 15 minutos y puedo terminar de prepararme bien. Miro a mi alrededor y veo a la gente impaciente, con ganas de salir corriendo. Este año, al ser el 25 aniversario de la prueba, la salida se realiza a las puertas de la Alhambra, todo un lujo.

Un par de minutos antes de comenzar, y tras charlar con varios corredores, decido dejar en el coche la riñonera de hidratación y todos los suplementos que tenía pensado llevar. Cada 4 Km. hay avituallamientos y a partir del Km. 38, cada 3 Km. así que me la juego. Me despido de mi cuñado y le digo que me espere en el Km. 18 por si necesito algo. Y a las 7.17 de la mañana, con una temperatura de 20ºC aproximadamente, dan el pistoletazo de salida.

La carrera en sí, como diría Luís Arias, los 40 Km. primeros muy bien, pero los últimos 10 se hacen un poco larguillos. La gente sale muy fuerte porque este año, dada la ubicación excepcional de la salida, hace que los primeros 3 Km. sean cuesta abajo y todos tienen muchas ganas pero no me dejo llevar, que quedan muchas horas por delante. Pasamos Cenes y Pinos Genil y voy solo, no encuentro a nadie que lleve un ritmo como el mío, así que a disfrutar del paisaje y a seguir para delante. Sigo así varios Km., la carretera cada vez se empina más pero voy muy concienciado de que esto no ha hecho más que empezar. Sobre el Km. 12 me encuentro a unos amigos del pueblo viendo la prueba y eso hace que me suba el ánimo y pegue un empujoncillo. Algunos Km. más adelante veo a mi cuñado, le digo que voy bien, que nos volveremos a ver en la Hoya de la Mora y sigo. Justo al llegar al Km. 23 se encuentra la meta volante, donde me dicen que voy en el puesto 83 (pues tampoco voy tan mal), y me encuentro con un chaval que va más o menos a mi ritmo. Entablamos conversación y marcharemos ya al mismo paso hasta el final. Es un chico de Fuengirola, que sólo había hecho medias y le apetecía correr esta por una apuesta estando de borrachera (que cabezas!); el caso que llevamos un ritmo idéntico y eso nos ayuda a pasar este tramo porque es especialmente duro, cuestas muy empinadas y nadie a lo lejos ni por delante ni por detrás.

Van pasando las horas, llevo un ritmo normalito pero con el que me siento muy cómodo y así llegamos a la Hoya de la Mora; desde aquí faltan unos 11 Km. para llegar por lo que me doy cuenta de que casi lo tengo hecho, ahora empiezo a creermelo, aunque las piernas van pesando cada vez más. Pero las alegrías duran poco y al llegar a Borreguiles (a unos 2900 m) comienza a soplar un fuerte viento racheado que hace complicado avanzar y encima es el tramo de más pendiente, por lo que decidimos pararnos y hacer los últimos Km. andando ya que no merece la pena sufrir tanto para arañar unos minutos al reloj, ya habrá más ocasiones. Aún andando, conseguimos adelantar a un hombre que iba corriendo. Los últimos Km. se hacen interminables porque estas tocando el Veleta con la punta de los dedos pero la carretera no termina nunca y sigue serpenteando a través de la montaña. Por fin, tras todo el esfuerzo acumulado vemos la pancarta de meta, hay que entrar corriendo así que al lío y al cruzar la línea de llegada se siente una alegría enorme. El tiempo final es de 5 horas y media, a falta de la publicación oficial de la organización. Ves todo el terreno a tu alrededor, el mar, todo a tus pies… impresionante!! Estoy a 3390 m!! Aunque no puede uno entretenerse mucho porque el viento sopla con ganas y hace mucho, mucho frío. La organización ha dispuesto microbuses para bajar a los participantes al Centro de Alto Rendimiento de Pradollano, donde nos duchamos, nos dan bebidas y comida y un recuerdo de la carrera.

En resumen, es una carrera espectacular tanto por el discurrir de la prueba, como por el entorno y las sensaciones, es un encuentro con uno mismo. Eso sí, hay que correr con cabeza, dosificando y conociendo nuestras posibilidades.

El cuadro de honor de este año ha sido el siguiente:
HOMBRES MUJERES
Lorenzo Trincheri (Italia) 3:53:52 Esther Sánchez (Murcia) 5:52:32
José Antonio Meroño (Murcia) 4:08:40 María Teresa Salvador 6:19:06
Ignacio Morón (Padul) 4:10:37 Lucia Conde 6:41:35

Si, si, el tercer clasificado es de mi pueblo; y el que ganó la mini-subida de 11 km también (a ver si se me pega algo). Por cierto, Sandra Cardiel, si hubieras corrido estarías en el podium (ahí lo dejo para otro año, jejeje).

Sin duda, el año que viene (si Dios quiere) volveré a correrla pero en esta ocasión con otro objetivo: ¿menos de 5 horas?

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